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Capítulo
Punto 186
Mortificación · Punto 186

 Hay que darse
del todo,
hay que negarse
del todo:
es preciso
que el sacrificio
sea holocausto.

En la Antigua Ley el «holocausto» era el sacrificio en el que la víctima se consumía totalmente.
Comentario

 

El alma sacerdotal de los laicos

Original manuscrito en el Cuaderno V, número 520, 28-XII-1931 [1]. San Josemaría relata que iba tomando esta nota por la calle cuando le hizo "ver nuestro Rey que en su ejército no caben medianías».

A continuación, la consecuencia, que es este punto de Camino.

En los Ejercicios Espirituales que hizo en Segovia volvió sobre esta misma idea, con idéntica formulación:

«¿Se puede desear no desagradar a Dios, y al mismo tiempo no desagradar al mundo? Son cosas antagónicas: o lo uno o lo otro. Es preciso que el sacrificio sea [2] holocausto: hay que quemarlo todo, hasta el «qué dirán», hasta eso que llaman reputación» [3].

En la Antigua Ley el «holocausto» era el sacrificio en el que la víctima se consumía totalmente.

El capítulo primero del Levítico describe minuciosamente el ritual. La tradición cristiana ha visto en el holocausto la prefiguración del sacrificio único y redentor de Cristo y, en ese sentido, para el cristiano, el ideal de la plena unión con Dios en el seguimiento de Jesús. Así lo expresaba San Josemaría en la IX estación del Via Crucis:

«¡Dios mío!, que odie el pecado, y me una a Ti, abrazándome a la Santa Cruz, para cumplir a mi vez tu Voluntad amabilísima..., desnudo de todo afecto terreno, sin más miras que tu gloria..., generosamente, no reservándome nada, ofreciéndome contigo en perfecto holocausto».

Vid el punto 49.


[1] Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 920, 268, 5, 944, 186.

[2] Tanto en el texto del Cuaderno como en el de esta cuartilla, se lee, después de «sea», «de», tachado.

[3] Apuntes íntimos, nº 1666, 10-X-1932; la cursiva es mía. Futuros puntos de Camino transcritos ese día: 213, 734, 186, 214.