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Capítulo
Punto 3
Carácter · Punto 3

 Gravedad.

—Deja esos meneos
y carantoñas
de mujerzuela
o de chiquillo.

—Que tu porte exterior sea reflejo
de la paz y el orden
de tu espíritu.

Comentario

El texto, tal cual, procede del Cuaderno VI que escribió San Josemaría, es un año posterior a los dos puntos precedentes. El tenor literal es idéntico [1].

Al preparar su libro Consideraciones Espirituales, publicado en 1932, San Josemaría le asignó a este punto el lugar que hoy ocupa en el libro: punto 3. El «salto» desde la meditación cristológica de los dos puntos anteriores al consejo, a la «reprensión» más inmediata y práctica, es característico del estilo de Camino.

El tema sigue siendo el del punto 2: Cristo en el cristiano, ahora bajo la forma de «la paz y el orden de tu espíritu», que han de «transparentarse»: es otra forma de referirse al «gaudium cum pace», del que hablará abundantemente. En efecto, no mucho antes –pero ese mismo año– había escrito esta reflexión, que guarda relación estrecha tanto con punto 2 como con este punto 3:

«Con la gravedad –y como natural consecuencia– me dará Dios nuestro Señor una paz interior inalterable y la compostura exterior propia de quien ha de ser –de quien es– otro Cristo. Todo ello ungido con la luminosa y mansa alegría del alma que ama la Voluntad justísima de Dios» [2].

Es algo inmanente a los seguidores de Cristo, que Clemente de Alejandría expresaba en esta sentencia:

«La quietud, el sosiego, la serenidad y la paz son connaturales al cristiano» [3].

Más sobre el aspecto autobiográfico del tema «gravedad», en punto 72 y su comentario.



[1] Apuntes íntimos, nº 882, 28-XI-1932. Ese mismo día San Josemaría escribió el punto 8.

[2] Glosas marginales al Decenario 1932, pg 44. El apunte de San Josemaría está escrito al final del «Obsequio» del día segundo, titulado: «La paz del alma» [Patmos 35, pg 56; Logos 52, pg 98].

[3] Clemente de AlejandrÍa, El Pedagogo, II, 61, 1; Fuentes patrísticas 5, Madrid 1994, pg 389.