Menú
Capítulo
Punto 55
Carácter · Punto 55

 Hombre:
sé un poco
menos ingenuo (aunque seas muy niño, y aun por serlo
delante de Dios),
y no me
«pongas en berlina»
a tus hermanos
ante los extraños.

Comentario

camino 55

Octavilla escrita en la Legación de Honduras de Madrid, en la que permaneció refugiado San Josemaría durante varios meses, a consecuencia de la guerra. Le acompañaban, entre otros, su hermano pequeño Santiago, Juan Jiménez Vargas y Eduardo Alastrué. San Josemaría les animaba a aprovechar el tiempo en aquellos meses de forzoso encerramiento:

«Alternábamos –escribe Jiménez Vargas [1]– el estudio profesional con el de idiomas porque el Padre pensaba siempre en la expansión de la Obra por el mundo. Álvaro , por ejemplo, se puso a estudiar japonés y Eduardo organizó unas clases de francés con una formalidad trascendental, impropia del ambiente de gitanos [2] en que vivíamos. Llamaba la atención muy seriamente por el menor fallo en una traducción y el Padre, que lo oyó, le dijo en un aparte lo que después escribió en su cuaderno» [3].

Estamos, pues, muy posiblemente, ante otro de los textos de esas 22 páginas perdidas del pequeño cuaderno de Apuntes íntimos de San Josemaría, a partir del cual se escribió la «gaitica» del punto 55.

El humor con que vivían esta vida de trabajo y «de gitanos» se refleja bien en esta carta de abril del 37, escrita por San Josemaría a los fieles del Opus Dei que estaban en Valencia:

«¿Os he dicho que Eduardo –como ha pasado unas temporadas en Burdeos– habla bien el francés, y está enseñando a soltarse en ese idioma hasta al abuelo? Hace un momento, ¡había que ver la cara de guasa de Juanito!, hemos terminado nuestro rato vespertino de la langue de Molière: y he de contaros, al oído, que sólo he sacado en limpio tres palabricas que podían ser una sola: montre, pendule y horloge! Con tres relojes, es imposible que no dé la hora. ¿Alemán?: José Mª. ¿Inglés?: Alvaro. Nada, que tengo una familia cosmopolita: pronto llenaremos el mundo» [4].

Otra carta unos meses después:

«Alvaro lleva la contabilidad de esta Sra. de Honduras. Y está muy satisfecho, porque se entrena –dice– para cuando sea grande y tenga él casa. Eduardico está, dale que dale, con el alemán –lo mismo que Alvarote–, y, además da clase de francés, mientras Alvaro es profesor de inglés, nada menos. ¡Ah! Jean [Jiménez Vargas] ya «chamulla» el gabacho» [5].

«Poner en berlina», expresión figurada que arranca del siglo XIX y significa «poner en ridículo» [6].

«Aunque seas muy niño». El tema de la «infancia espiritual» tendrá un fuerte protagonismo en todo el libro. Vid especialmente los dos capítulos de Camino llamados «Infancia espiritual» y «Vida de infancia».

Edificio en el que se encontraba
la Legación de Honduras en Madrid,
en la que estuvo refugiado San Josemaría
durante la guerra civil

 



[1] Juan Jiménez Vargas, Relatos testimoniales, XI.

[2] Alusión al ambiente de «carromato» y maletas amontonadas que había en la Legación de Honduras en Madrid.

[3] Los subrayados son míos. Sobre la estancia en la Legación de Honduras, cfr la descripción del propio Jiménez Vargas en Relatos testimoniales, III, pgs 100ss.

[4] Carta de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 17-IV-1937; EF 370417-1.

[5] Carta de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei en Valencia, Madrid 25-VIII-1937; EF 370825-1. El subrayado es mío. Ya se ve por el tono de humor que «gabacho» no tiene sentido despectivo.

[6] DRAE, voz Berlina (En), ed 1925 y 1970. La «berlina» era un tipo de coche abierto que comenzó a usarse en Berlín –de ahí su nombre– y que sorprendía en Madrid de principios del XIX, dando lugar a esta expresión. Cfr J. M. Iribarren, El porqué de los dichos, 10ª ed, 1997, pg 71.