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Capítulo
Punto 361
Formación · Punto 361

Para ti, que te quejas interiormente, porque te tratan con dureza,
y sientes el contraste
de ese rigor con la conducta
de los de tu sangre, copio estos párrafos de la carta de un alférez médico:
«Ante el enfermo, cabe la actitud fría y calculadora,
pero objetiva y útil
para el paciente, del profesional honrado. Y la ñoñería llorona de la familia. —¿Qué sería de un puesto de socorro, durante un combate, cuando va llegando el chorreo de heridos que se acumulan porque la evacuación no es lo suficientemente rápida, si junto a cada camilla hubiese una familia? Como para pasarse al enemigo».

Comentario

De nuevo, un punto escrito el contexto de la guerra civil. Son muy diversas, sin duda, las situaciones personales que pueden provocar esa «añoranza» o esa «búsqueda de lo dulce y suave» a las que San Josemaría se refiere. Le sirve para dar su mensaje un texto que Jiménez Vargas le envió desde el frente de Teruel: unas cuartillas llenas de reflexiones, a veces duras [1]:

«Ante el enfermo, cabe la actitud fría y calculadora, pero objetiva y útil para el paciente, del profesional honrado. Y la ñoñería llorona de la familia.

Lo más odioso que he encontrado en las clínicas es la conducta merengue de las familias.

¿Qué sería de un puesto de socorro, durante un combate, cuando va llegando el chorreo de heridos que se acumulan porque la evacuación no es lo suficientemente rápida, si junto a cada camilla hubiese una familia? Como para pasarse al enemigo».

San Josemaría empezó a copiar en la octavilla la frase que comienza: «Lo más odioso»; pero, conforme iba escribiendo,, la tachó y prescindió de ella. Se ve claro que su dureza no le pareció apropiada. No es, ni puede ser «odiosa», sino perfectamente comprensible la preocupación de una familia.

San Josemaría, al suprimir la frase, pone en relación directa los lloros de una familia con el puesto de socorro durante el combate, que se ven claramente incompatibles...

Jiménez Vargas, en su escrito sobre Camino, aporta contextos históricos interesantes para situar «el chorreo de heridos»:

«El motivo inmediato fue la ofensiva que había habido unos días antes –el ataque que se hizo por los altos de Celadas, en Teruel– que me quedó muy en la memoria por una serie de cosas que nos ocurrieron. Lo más fuerte fue que dos proyectiles de artillería segui­dos explotaron en la misma habitación de una casa del pueblo, donde yo tenía el botiquín.

Habíamos salido de la habitación de un salto al oír una primera explosión en la calle. Las dos siguientes, unos segundos después, explotaron en la casa. Era un hecho como para recordarlo, aunque sin que me extrañara demasiado, por esa impresión que teníamos [los de la Obra] entonces de que todo saldría bien por cosas extraordinarias dentro de la Providencia ordinaria. Pero, claro está, lo que ocurrió –dos explosiones de la misma descar­ga casi en el mismo sitio– se salía un poco de la estadística» [2].



[1] El texto citado a continuación está en pgs 5v-6. Se conserva en AGP, sec A, leg 4, carp 4.

[2] Relato del 77, pgs 12-13. Dice allí que eso lo escribía en una carta de enero de 1938, que no se encuentra en el AGP. Lo que es indudable es que Jiménez Vargas tiene esa experiencia a la que se refiere asociada a la ofensiva republicana de enero del 38, recién incorporado él al frente de Teruel.