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Capítulo
Punto 385
Formación · Punto 385

Dice el Señor: «Un mandato nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos».
—Y San Pablo: «Llevad unos la carga de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo».
—Yo no te digo nada.
 

Comentario

El buen samaritano, Detalle

Este punto es pura predicación del Evangelio. Pablo es el exégeta de Jesús. San Josemaría enmudece con autor y hace resonar la palabra divina ante los lectores.

Los dos textos ocupan un lugar verdaderamente central en la comprensión que San Josemaría tiene de la vida cristiana que discurre por las actividades profesionales y sociales.

En uno de sus guiones para preparar la predicación se encuentra este apunte, de tenor casi idéntico:

«Mandatum novum do vobis: ut diligatis invicem sicut dilexi vos (Joann. XIII, 34), ut et vos diligatis invicem. In hoc cognoscent omnes quia discipuli mei estis, si dilectionem habueritis ad invicem» (Joann. XIII, 34 y 35) [...] Alter alterius onera portate (Gal. VI, 2)» [1].

En 1933 había anotado el joven Fundador del Opus Dei en su Cuaderno:

«Alter alterius onera portate et sic adimplebitur... (Ayer interrumpí la escritura. Sigo, hoy, 20 de febrero)... legem Christi. Estas palabras de S. Pablo también deberán campear en los oratorios de la Obra de Dios» [2].

Lo que hizo –comenta Álvaro del Portillo [3]– «fue predicar con mucha perseverancia, y con mucha fuerza, este texto de S. Pablo» [4].

En 1934, al poner la Residencia universitaria de Ferraz, San Josemaría quiso que «campeara» esta doctrina en la sala de estudio de la Residencia, y puso un cuadro con un pergamino y la inscripción:

«Mandatum novum do vobis: ut diligatis invicem, sicut dilexi vos, ut et vos diligatis invicem. In hoc cognoscent omnes quia discipuli mei estis, si dilectionem habueritis ad invicem (Joann. XIII, 34-36)».

 

Pergamino con la inscripción del "Mandatum novum" o Mandamiento Nuevo del Señor. El texto de San Juan es el siguiente: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos
a los otros como yo os he amado, que os améis mutuamente.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos,
si tenéis caridad unos para con otros".

En esa palabra de Jesús veía San Josemaría la síntesis del espíritu que deseaba inculcar a los estudiantes: amor, fraternidad, servir a los demás, llevar la carga de los otros [5]. El «mandatum novum», en su doble forma joánica y paulina, era algo que tenía en el alma.

La predicación de esta doctrina por parte de San Josemaría refleja a veces, con fuertes expresiones, la vida española de la época, como en este texto, casi simultáneo en el tiempo en que hizo poner aquel pergamino:

«¡Aún es nuevo este precepto dominical! No quiero detenerme en detalles. Bien sabéis que no exagero. Se ha hecho corriente oír –y ver cómo desgraciadamente se practica, aun por gentes de una piedad llamativa– se ha hecho corriente oír esta pregunta: ¿Quién es tu enemigo? Y esta contestación: el de tu oficio. No hace mucho, con frase brutal, pero sincera, me decía un joven, activo militante de XX, a propósito de la falta de caridad entre sus compañeros de estudio: Mire, Padre: muchas cruces en la solapa, pero, si pueden, te patean los hígados. Y esto, ¡cuántas veces lo habéis experimentado y lo habéis lamentado, al comenzar el ejercicio de vuestras respectivas profesiones!

Pues, bien: inculcad en nuestros chicos de San Rafael la necesidad de vivir el mandato de la caridad, con todas sus consecuencias: ayuda mutua en lo espiritual, en el terreno científico, en lo económico, y en la vida de relación social. De tal manera, que se hagan realidad las palabras del Apóstol, que en el lugar patente de nuestro oratorio se leen: alter alterius onera portate, et sic adimplebitis legem Christi; llevad unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo (Galat. VI, 2)» [6].

Recién llegado a Burgos, escribió una Carta circular a todos los miembros de la Obra que estaban dispersos por toda la geografía española, a causa de las vicisitudes de la guerra. En esa Carta circular les recordaba unas cuantas actitudes fundamentales. Allí se lee:

«Con respecto a mis hermanos»: poner en práctica la doctrina, tantas veces inculcada: alter alterius onera portate, et sic adimplebitis legem Christi» [7].



[1] Ejercicios Espirituales, Plática «Espíritu de caridad», Vitoria 21-VIII-1938; guión nº 88.

[2] Cuaderno VI, nº 937, 19-II-1933. Por supuesto, cuando escribía estas palabras no había ni centros ni oratorios de la Obra.

[3] Nota al número citado del Cuaderno VI.

[4] Escribía San Josemaría:

«Siento la necesidad de recordar constantemente esas palabras del Señor. San Pablo añade: llevad los unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo. Ratos perdidos, quizá con la falsa excusa de que te sobra tiempo... ¡Si hay tantos hermanos, amigos tuyos, sobrecargados de trabajo! Con delicadeza, con cortesía, con la sonrisa en los labios, ayúdales de tal manera que resulte casi imposible que lo noten; y que ni se puedan mostrar agradecidos, porque la discreta finura de tu caridad ha hecho que pasara inadvertida»

(Homilía «El tesoro del tiempo», predicada en 1956, en Amigos de Dios, 44).

[5] La Residencia de Ferraz fue destruida durante la guerra civil. Tras la contienda, San Josemaria tuvo que comenzar otra vez de cero. Entre los escombros, después de la guerra, apareció el pergamino. Lo cuenta Jiménez Vargas, que fue testigo presencial, recién llegado a Madrid:

«Al día siguiente -21 de abril- el Padre me llevó con Santiago [Escrivá] a Ferraz, sin demasiado interés, porque estaban seguros de que ya habían encontrado todo lo poco que quedaba. Pero hubo sorpresa: en el suelo, cubierto por los escombros, estaba el cuadro del «Mandatum Novum» bastante bien conservado»

(Juan Jiménez Vargas, Relatos testimoniales, VI, pgs 14-15). San Josemaría siempre entendió el hallazgo como una manera de señalarle el Señor dónde está lo permanente cuando todo se derrumba: en el mandamiento del Amor.

[6] Instrucción, 1-I-1935, nn 108-109. El texto de San Pablo estaba grabado en el oratorio. El «mandatum novum», en pergamino enmarcado, estaba en la sala de estudio de la Residencia. Ambos textos indicaban el horizonte del nuevo estilo de vida profesional y civil que San Josemaría proponía desde el Evangelio y la Eucaristía a aquellos estudiantes.

[7] Carta circular de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei, Burgos 9-I-1938; EF 380901-1.