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Formación · Punto 385
Dice el Señor: «Un mandato nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. En esto conocerán que sois mis discípulos». |
Comentario
El buen samaritano, Detalle Este punto es pura predicación del Evangelio. Pablo es el exégeta de Jesús. San Josemaría enmudece con autor y hace resonar la palabra divina ante los lectores. Los dos textos ocupan un lugar verdaderamente central en la comprensión que San Josemaría tiene de la vida cristiana que discurre por las actividades profesionales y sociales. En uno de sus guiones para preparar la predicación se encuentra este apunte, de tenor casi idéntico:
En 1933 había anotado el joven Fundador del Opus Dei en su Cuaderno:
Lo que hizo –comenta Álvaro del Portillo [3]– «fue predicar con mucha perseverancia, y con mucha fuerza, este texto de S. Pablo» [4]. En 1934, al poner la Residencia universitaria de Ferraz, San Josemaría quiso que «campeara» esta doctrina en la sala de estudio de la Residencia, y puso un cuadro con un pergamino y la inscripción:
Pergamino con la inscripción del "Mandatum novum" o Mandamiento Nuevo del Señor. El texto de San Juan es el siguiente: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis los unos En esa palabra de Jesús veía San Josemaría la síntesis del espíritu que deseaba inculcar a los estudiantes: amor, fraternidad, servir a los demás, llevar la carga de los otros [5]. El «mandatum novum», en su doble forma joánica y paulina, era algo que tenía en el alma. La predicación de esta doctrina por parte de San Josemaría refleja a veces, con fuertes expresiones, la vida española de la época, como en este texto, casi simultáneo en el tiempo en que hizo poner aquel pergamino:
Recién llegado a Burgos, escribió una Carta circular a todos los miembros de la Obra que estaban dispersos por toda la geografía española, a causa de las vicisitudes de la guerra. En esa Carta circular les recordaba unas cuantas actitudes fundamentales. Allí se lee:
[1] Ejercicios Espirituales, Plática «Espíritu de caridad», Vitoria 21-VIII-1938; guión nº 88. [2] Cuaderno VI, nº 937, 19-II-1933. Por supuesto, cuando escribía estas palabras no había ni centros ni oratorios de la Obra. [3] Nota al número citado del Cuaderno VI. [4] Escribía San Josemaría:
(Homilía «El tesoro del tiempo», predicada en 1956, en Amigos de Dios, 44). [5] La Residencia de Ferraz fue destruida durante la guerra civil. Tras la contienda, San Josemaria tuvo que comenzar otra vez de cero. Entre los escombros, después de la guerra, apareció el pergamino. Lo cuenta Jiménez Vargas, que fue testigo presencial, recién llegado a Madrid:
(Juan Jiménez Vargas, Relatos testimoniales, VI, pgs 14-15). San Josemaría siempre entendió el hallazgo como una manera de señalarle el Señor dónde está lo permanente cuando todo se derrumba: en el mandamiento del Amor. [6] Instrucción, 1-I-1935, nn 108-109. El texto de San Pablo estaba grabado en el oratorio. El «mandatum novum», en pergamino enmarcado, estaba en la sala de estudio de la Residencia. Ambos textos indicaban el horizonte del nuevo estilo de vida profesional y civil que San Josemaría proponía desde el Evangelio y la Eucaristía a aquellos estudiantes. [7] Carta circular de San Josemaría Escrivá a los fieles del Opus Dei, Burgos 9-I-1938; EF 380901-1. |