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Capítulo
Punto 375
Formación · Punto 375

Disipación. —Dejas que se abreven tus sentidos y potencias en cualquier charca. —Así andas tú luego: sin fijeza, esparcida la atención, dormida la voluntad y despierta la concupiscencia.
—Vuelve con seriedad a sujetarte a un plan, que te haga llevar vida de cristiano, o nunca harás nada de provecho.

Comentario

San Josemaría va pasando revista en este capítulo a los obstáculos que se oponen a una seria formación. De la «precipitación» pasa ahora a la «disipación». Describe en cuatro pinceladas el proceso de la «disipación», afín en buena parte a lo que Pascal llamaba «divertissement» y del que decía, con su habitual agudeza, que es «la única cosa que nos consuela de nuestras miserias y a la vez nuestra miseria más grande» [1].

Reaparece en este punto el término «plan», pero en un sentido más abarcante que «plan de vida» (consultar los puntos 76, 77, 78 y 307): «un plan –dice–, que te haga llevar vida de cristiano», es decir, una rectificación coherente con la fe de la vida «disipada», que implica una exigente distribución del tiempo y, por supuesto, un «plan de vida» espiritual.

El punto en realidad es prolongación y desarrollo de la antropología cristiana del punto 368.

Hace varios paralelismos:

el alma dormida / dormida la voluntad;
los sentidos despiertos / despierta la concupiscencia;
aburrimiento / disipación.




[1] «La seule chose qui nous console de nos misères est le divertissement, et cependant c'est la plus grande de nos misères» (Blaise Pascal, Pensées, 171; Léon Brunschicg (ed.), Librairie Générale Française, Paris 1972, pg 82).