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Capítulo
Punto 379
Formación · Punto 379

Naturalidad.
—Que vuestra vida
de caballeros cristianos, de mujeres cristianas —vuestra sal y vuestra luz— fluya espontáneamente,
sin rarezas, ni ñoñerías: llevad siempre
con vosotros nuestro espíritu de sencillez.
 

Comentario

 

Después de hablar de los obstáculos que se oponen a la formación, San Josemaría describe ahora algunas de las características que debe tener la persona formada.

La primera carcatarística es de la máxima importancia: es la «naturalidad».

Posiblemente San Josemaría redactó la cuartilla donde aparece este punto durante su estancia como refugiado en La Legación de Honduras en Madrid. Durante los meses que pasó en esa Legación predicó abundantemente esta enseñanza a los que le acompañaban. He aquí un par de textos:

«La Epístola y el Evangelio de la Misa de hoy nos traían una lección que hemos de aplicar cuidadosamente en todas las circunstancias de nuestra vida diaria: la recomendación de la sencillez, de la naturalidad.

Todo lo que sea singularizarnos, chocar con el medio ambiente por hacer las cosas de un modo distinto al usual, hay que evitarlo siempre. En la vida pública y en la vida profesional, lo mismo que en los detalles de la vida ordinaria, hemos de proceder con absoluta naturalidad. Llamar la atención, adoptar actitudes raras es contrario a nuestro espíritu» [1].

«Jesús obra con naturalidad. Que nuestros arranques de hombres piadosos se produzcan con tal oportunidad y sencillez que –sin chocar de ningún modo– consigan remover a las almas» [2].

«Vuestra sal y vuestra luz». Todo el punto está construido, como se ve, sobre esta concentración de la palabra de Jesús: «Vosotros sois la sal de la tierra […] Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5, 13s).

La «naturalidad» sería el «método secular» –si es que es lícita aquí esta expresión– de afluencia al mundo de la sal y de la luz de Cristo: afluyen ab intra, desde dentro.



[1] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Sencillez y naturalidad», 23-VI-1937, pg 125; XXI.

[2] Predicación de San Josemaría en la Legación de Honduras, «Las bodas de Caná», 11-VII-1937, pg 200; XXXII.