Menú
Capítulo
Punto 362
Formación · Punto 362

No necesito milagros: me sobra con los que hay en la Escritura. —En cambio, me hace falta tu cumplimiento del deber, tu correspondencia a la gracia.
 

Comentario

En este punto, como en tantos otros puntos de Camino, San Josemaría, se distancia de toda actitud milagrera y de todo «sobrenaturalismo» [1] para venir una vez y otra a lo ordinario, a lo corriente, a lo pequeño: al deber cotidiano, a la «correspondencia a la gracia»: a la santificación de la vida ordinaria.

El texto de Camino recoge la más antigua tradición cristiana, que San Juan Crisóstomo, resumía así: «en las Bienaventuranzas no se habla para nada de los que hacen milagros, sino únicamente de los que llevan vida recta» [2], para concluir con fuerza:

«Basta ya, carísimos, de engañarnos a nosotros mismos, diciendo que es imposible ser como Pablo. Por lo que atañe a la gracia y a los milagros, ciertamente que no habrá en lo sucesivo otro Pablo; mas en cuanto a la perfección de la vida, puede serlo el que quiera. Y si no lo somos, ello depende exclusivamente de que no queremos» [3].

Este punto 362 ha de ponerse en estrecha relación con punto 583, en el que repite la misma idea: le sobra con los milagros de la Escritura, pero enfocando la consecuencia en otra dirección muy diversa.



[1] Al construirse el Santuario de Nuestra Señora de Torreciudad (Barbastro, España), San Josemaría indicó que en las fuentes de la gran explanada y los alrededores se pusiera este letrero: «Agua natural potable».

[2] San Juan Crisostomo, Sobre la compunción, Discurso I, 8; BAC 169, 1958, pg 570.

[3] Ibidem I, 9; pg 573.